Historieta y escultura, un vínculo posible
Jorge Opazo
Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo 2020.
Densita


Solaris -tanto la novela de Lem como la película de Tarkovski- es una referencia importante en mi trabajo. La idea de un planeta pensante es amplia y profunda, y me resultó inspiradora en esta y otras historietas. Su impronta tal vez se note más en Los Sofistas -el otro proyecto en que colaboramos- donde la interacción entre escultura e historieta fue más decidida. A propósito de la interacción entre distintas categorías del arte, recuerdo el trabajo del dibujante chileno Claudio Romo, que en 2008 montó una exposición sobre su novela gráfica Informe Tunguska (Claudio Romo y Alexis Figueroa) en el Centro Cultural de España de Santiago de Chile. En esa ocasión convocaron a una ceramista que realizó vasijas y unos mutantes vegetales que aparecían en el cómic. También se exhibían reproducciones de páginas y viñetas ampliadas.






Los Sofistas
Los Sofistas es tal vez una de mis historietas más extremas. Todo en Los Sofistas es exagerado, tanto en la forma como en el contenido. Se publicó por entregas en el sitio web de arte contemporáneo Artishock. La empecé en 2010 y la terminé en 2015. Cinco años de trabajo bastante interrumpido. En principio la historieta duraba solo tres capítulos. La idea era experimentar con un tipo de discurso extraído del teatro del absurdo. Escribí el texto previamente, cuidando el ritmo y la sonoridad, y dejando el sentido (si existe) muy al fondo. Luego lo desglocé en viñetas. Y todo el asunto se resolvía con la llegada de la muerte. Pero, ¿se resolvía realmente? Creo que no. Así que al año siguiente retomé la historia y escribí el resto del guión. La historia trata sobre dos terroristas ilustrados que deciden tomar el mundo por asalto, acabar definitivamente con la especie humana que ha llegado a límites intolerables de farándula y estupidez. Algo muy actual. Sus planes se ven frustrados porque sobrevienen las reencarnaciones, vidas y muertes de ellos mismos y sus enemigos. Así, los Sofistas se enfrentan una y otra vez a la La Esfera (poder mundial que gobierna el planeta), cuyo ideólogo, Joseph Floyd, es una parodia del escultor alemán Joseph Beuys. El “concepto ampliado del arte” de Beuys es una de las mayores contribuciones al arte contemporáneo del siglo XX, y se sigue proyectando en el tiempo. Y la “escultura social” es una de sus aplicaciones más concretas, en el sentido de que cada persona (”todo ser humano es un artista” reza una de sus máximas) puede y debe contribuir a la conformación del organismo social. Esta ampliación de la conciencia comprende acciones concretas; desde hacer el pan cotidiano hasta considerar el propio pensamiento y las ideas como material escultórico. La vida como obra de arte. Entonces fui parafraseando a Beuys en sentido contrario (no fue tarea fácil). En Los Sofistas los conceptos de Beuys mutaron a “un concepto ampliado de la locura” y a “todo ser humano es un quilombo”. Respecto a la “escultura social”, en el cómic tienen cierto protagonismo las llamadas “formas de pensamiento" materializaciones del habla de los Sofistas. En efecto, su lenguajeo es tan denso, tan insoportable, que genera formas materiales que flotan en el aire. Verdaderas esculturas.

Así, al observar que en Los Sofistas se daban paisajes y formas escultóricas, decidimos volver a colaborar con Marcela. Esta vez le daríamos más presencia a los volúmenes, que se desplegarían por el suelo, las paredes y el espacio del MAC, el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile. Marcela se encargó de modelar varias de esas formas flotantes y algunos paisajes. Además, incluimos otros elementos como maquetas, dibujos, pinturas y, claro está, las 80 páginas originales del cómic (tinta sobre papel). Entonces, el visitante que ingresaba a la sala se encontraba en primer término con un sistema de formas de colores. Las páginas se ubicaban en una línea horizontal y daban la vuelta a la sala, de tal forma que el que quería -y tenía tiempo- podía leer la historia completa. Por último, en la pared del fondo realicé una gráfica de gran tamaño con los protagonistas. Como decía, en Los Sofistas reflexionamos con mayor énfasis sobre las relaciones entre historieta y escultura. ¿Qué tan fiel a los dibujos o al guión había que ser? La historia ya estaba ilustrada, así que no queríamos hacerlo una vez más. Marcela decidió tomar las “formas de pensamiento” como referencia, no como modelo. Y fundamentalmente como lo que son, formas que flotan en el aire, un subproducto del lenguaje. Sus esculturas introdujeron el color en un mundo en blanco y negro. Dieron, literalmente, vida a la exposición. Porque el mundo de Los Sofistas es un mundo en decadencia, en ruinas. Y a poco andar ellos mismos se transforman en estatuas vivientes. Así, el carácter “ballardiano” del cómic se trasladó a la sala de exposición, pero con el ingrediente inédito del color.


A veces me llama la atención un hecho que se repite en museos y galerías cuando se exhiben esculturas (esculturas no demasiado locas, quiero decir). Y es que muchas veces pasan inadvertidas para el público, que suele dirigir la mirada hacia las paredes, en busca de los cuadros. Es como si no las viéramos, como si fueran muebles. En la muestra de Los Sofistas sucedía un poco lo contrario. Las “formas de pensamiento” resultaban muy atractivas, era lo primero que llamaba la atención. A la historieta, estirada en la pared, se accedía después, como un paisaje de fondo.

NOTAS
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Marcela Oliva (Banfield, Pcia. De Buenos Aires, 1978), es artista visual y docente. En 2001 completó el Profesorado Nacional de Escultura en la Escuela Prilidiano Pueyrredón. Integró los proyectos colectivos Autores Ideológicos con una obra que forma parte del patrimonio del Centro Cultural Haroldo Conti y Niundíasinunalínea, proyecto de dibujo contemporáneo. En 2012 recibió el 2o premio de escultura en el Salón Nacional de Artes Visuales, Argentina. Vive y trabaja en Buenos Aires.
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Densita fue un proyecto presentado inicialmente en La Dársena - Plataforma de Pensamiento e Interacción Artística (Buenos Aires) y supuso la primera colaboración entre lxs artistas. En 2017 se repitió la experiencia en Los Sofistas, en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile, donde la experiencia inicial fue expandida y profundizada.
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Los Sofistas se publicó en 2016 por Ril Editores (Santiago de Chile). Y en Buenos Aires en 2018 por Editorial Tren en Movimiento. El libro cuenta con varios textos complementarios; una entrevista, un prólogo de Claudio Aguilera y dos textos de Pablo Turnes, uno dedicado al cómic y otro a la exposición en el MAC.